Aprendí mucho, pero estoy agotado
Este testimonio resume mi experiencia en este largo período de encierro y la de muchos profesores y directivos con los que llevo hablando casi dos años.
José Moran - Profesor e investigador de proyectos educativos innovadores
Este largo período de pandemia me ha dejado exhausto. Todo fue tan inesperado, surrealista, tan largo y tenso, que solo ahora me estoy dando cuenta y sintiendo, más claramente, todos sus efectos. Al principio vino el impacto del confinamiento, con el enjambre de innumerables “lives” para intercambiar ideas, experiencias y encontrar salidas para la escuela y la vida en línea.
Descubrí nuevas plataformas, tuve que rediseñar clases
con más videos, actividades asincrónicas y sincrónicas. Todo era demasiado
nuevo y desafiante para atender a los estudiantes con buenos recursos digitales
y a aquellos con muy poco acceso. Hice todo lo posible por equilibrar mi vida
profesional en casa, con las rutinas familiares y la angustia de estar cerrado
durante mucho tiempo, con muchas incertidumbres en cuanto a salud, finanzas y
futuro.
Muchos meses en línea crearon una nueva rutina en la
gestión de los tiempos de clase en vivo, dando seguimiento a foros, grupos de
discusión, eventos, demandas de muchos estudiantes, profesores, gerentes y
padres, en jornadas cada vez más largas. Todo dejó de ser nuevo y se convirtió
en un hábito. Una rutina tensa, con el desafío de todo el día llamando la
atención de los estudiantes, planificando diferentes estrategias y comprobando
si realmente estaban participando, con las cámaras apagadas muchas veces. Un
nuevo desafío fue interactuar de forma remota con los padres: algunos
participaron mucho; otros, opinando y / o quejándose. También resultaba
agotador gestionar a los alumnos que no publicaban actividades, ya sea por
problemas de acceso o por falta de interés. Una mayor frustración vino con la
pérdida de estudiantes que abandonaron o desaparecieron.
Aprendí mucho, trabajé mucho, me cansé mucho, y ahora
siento más claramente las consecuencias de este largo período de encierro: un
estrés acumulado que se expresa en irritaciones más frecuentes. Hay otros
agravantes: la pérdida de seres queridos y ver a otros, deprimidos o
desempleados, en un escenario económico y político en deterioro.
Aprendí mucho de la pandemia: tuve mucha ayuda de
colegas, hice proyectos en sociedad con algunos de ellos. Volvemos al cara a
cara, pero aún no todo va bien. Todavía hay estudiantes que se quedan en casa,
aunque la mayoría ha vuelto a la escuela; se necesita dedicación adicional para
mantener a todos y cada uno de los estudiantes comprometidos. Avancé mucho en
habilidades digitales: domino varias plataformas, puedo organizar actividades
grupales en línea, grabo videos, me familiaricé con aplicaciones de creación,
comunicación y evaluación. Esto me ayudará mucho a partir de ahora porque podré
diversificar tanto en el aula como en entornos digitales sincrónicos y
asincrónicos.
Hago lo mejor que puedo, pero a veces parece
insuficiente. Siento más a menudo el cansancio de muchos meses vividos a la
mitad, con los frenos tirados, saturado de vidas, e inseguro ante una lenta
recuperación, que requiere mucha resiliencia y capacidad de reinvención,
después de una experiencia tan larga, diferente y agotadora. período. En medio
de tantas contradicciones, el resultado me parece muy favorable. Intento vivir
cada día de la forma más coherente, evolucionando a mi ritmo posible y siempre
con la esperanza de estar preparado para nuevos retos.
Publicado en mi blog Educação Transformadora: https://moran10.blogspot.com/2021/11/aprendi-mucho-pero-estoy-agotado.html
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